Los niños muerden por diversos motivos, lo cual genera preocupación y angustia en los padres de familia. Algunas de las principales causas de esta respuesta en los infantes son:
Experimentar: los niños pequeños utilizan su boca para descubrir el mundo que los rodea.
Dentición: los bebés muerden porque sienten molestias en su encía cuando están por salir los dientes de leche.
Comunicación: en ocasiones muerden al carecer de lenguaje oral, pues se transforma en una herramienta para expresar su mundo interior.
Emociones: emplean su boca cuando vivencian una emoción fuerte (enojo, tristeza, felicidad o frustración), ya que están en el proceso de aprender a expresar y canalizar sus emociones de forma asertiva.
Es importante comprender que esta conducta es natural en el desarrollo, sin embargo, con el apoyo de padres y cuidadores el niño adquiere herramientas para expresarse de manera más apropiada.
¿Qué hacer si un niño o niña muerde?
Primero: mantener la calma y mostrarse firme frente al niño que mordió, verlo a los ojos y decirle con firmeza: Si muerdes, lástimas, ¡No se muerde!
Segundo: si hay más niños presentes, es importante hablar con los involucrados en un espacio aparte, donde se respete su privacidad y se evite hacerlos sentir mal delante de los demás.
Tercero: dirigirse al niño mordido y consolarlo, ayudarle a limpiar la zona donde fue mordido y ponerle crema, si esto le ayuda a sentirse mejor.
Cuarto: conversar con el niño que mordió, consolarlo y que él ofrezca una disculpa mediante palabras o un abrazo. Es fundamental ayudarlo para que logre expresar sus sentimientos.